Sueño de Dédalo, arquitecto y aviador, de Antonio Tabucchi, el autor italiano narra un
sueño que podría haber tenido, en una época remota, Dédalo, un conocido
personaje de la mitología griega clásica.
Dédalo soñó que se encontraba perdido en un laberinto que le resultaba familiar
(el laberinto que él mismo construyó para encerrar al Minotauro) pero del que
le resultaba imposible escapar, encontrar la salida. Dentro del laberinto, se
topó con el Minotauro, un ser con cuerpo de hombre y rostro de toro, hijo de
Parsifae y el toro de Creta, encerrado también, y triste porque su encierro le
impedía contemplar la luna.
En su sueño, Dédalo ayudó al Minotauro a encontrar la salida, aunque para huir
del laberinto tuvo que resolver antes un problema de lógica.
Dédalo había escondido plumas y cera en unos setos y con ellas construyó unas
alas que colocó sobre los hombros del hombre de faz bovina, con las que aquél
consiguió salir volando, dirección a la luna.
En el cuento se entremezclan dos mitos de la Grecia Clásica protagonizados por
la figura de Dédalo. En primer lugar, la construcción del laberinto para el
cautiverio del Minotauro (de ahí lo de "Dédalo, arquitecto") y, por otro lado, el mito de Dédalo y su hijo
Ícaro, para el que, enamorado del sol, y no de la luna como lo está el
Minotauro en el sueño, construyó unas alas, empleando para ello cera y plumas,
alas con las que casi alcanza el astro rey pero que, por efecto del calor que
éste desprende, se derritieron y que acabaron con la muerte de Ícaro. Por la
construcción de las alas, lo llama "aviador".
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